Las reglas de etiqueta de fiestas han cambiado a través de los años. Algunas las seguimos viendo, pero otras han desaparecido a lo largo del tiempo. Estas reglas son un reflejo de la cultura y el tiempo en las que se practicaban. Para muchos de nosotros, ya parecen muy anticuadas y hasta cómicas. En breve, te compartiremos algunas:

Decálogo de reglas absurdas de etiqueta de fiestas

1. 1880: Las mujeres solo pueden tomar una copa de champagne. Esta regla se practicaba en Inglaterra, en donde se consideraba vulgar que una mujer aceptara más de una copa.

2. 1880: Las mujeres nunca deben levantarse el vestido con las dos manos. Esto, para asegurarse que solo se mostrara una pantorrilla y no las dos. Eso ya sería demasiado vulgar.

3. 1890: Nunca hagas una pregunta directa en una fiesta. Para los Victorianos, hacer una pregunta directa era una falta de respeto. En lugar de “¿Cómo estás?”, se decía “Espero que estés bien.”

4. 1915: No olvides tu invitación. Si no llegabas con tu invitación, no se te admitía a la fiesta. Así de simple. Qué bueno que ahora puedes mostrar la pantalla de tu celular.

5. 1940: Si eres mujer, no es algo bueno que tomes mucho sin embriagarte. Hoy en día, es algo que presumimos todos. En los años 40, que puedas tomar y tomar sin emborracharte significaba que eras una persona indecente.

6. 1940: Nunca separes la sal y la pimienta. Si alguien te pedía la sal, tenías que pasar ambos (y viceversa). Además, siempre se pasaba a la derecha. 

7. 1960: Los hombres siempre deben traer cigarros. No importaba que no fumaras, lo caballeroso es ofrecerle un cigarro a una dama en cualquier ocasión. Además, también le tenías que prender el cigarro.

8. 1960: Siempre se presentaban primero las mujeres. Cuando ibas a una fiesta, lo correcto era presentar primero a las mujeres.

9: 1970: No debes sostener tu bebida en la mano derecha. Tu mano derecha es para saludar a los demás. 

10. 1980: Debes contestar tu celular discretamente. Si estabas en una fiesta o reunión y te llegaba una llamada, lo correcto era o no contestar, o hacerlo de una manera que no interrumpía la situación.

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